Aprende a sanar tu proyecto sentido

Proyecto Sentido

En la actualidad se han realizado estudios que comprueban que el bienestar físico de la madre es de tanta importancia como su salud emocional. La estabilidad mental y tener un embarazo libre de estrés, en el que las emociones sean en su mayoría positivas, se traduce en mejor desarrollo del bebé dentro y fuera del útero.

El Proyecto Sentido está relacionado con lo que ocurre en torno a la concepción de un hijo. No hay concepción si no existe previamente un deseo, un proyecto de los padres, que puede quedar totalmente en el inconsciente. El hecho biológico del acto sexual no es suficiente para explicar una concepción: hay mujeres que desean tener hijo y no se quedan embarazadas, mientras otras se quedan embarazadas sin desearlo. Lo mismo ocurre con la inseminación artificial: algunas funcionan, otras no y se desconoce la causa.

Las emociones se aprenden desde el vientre materno: Aunque el feto no tiene noción de las emociones como nosotros las conocemos, éstas tienen impacto sensorial en él. “Cuando nos embargan las emociones negativas segregamos hormonas tóxicas, el corazón se acelera y se deprime el sistema inmune, lo que nos deja más vulnerables ante las enfermedades”, menciona Enrique García, profesor de psicología de la UNED.

Los bebés son capaces de sentir el estado psicológico de la madre: “Creemos que los fetos humanos son participantes activos en su propio desarrollo y están recolectando información para su propia vida”, señala el doctor Curt A. Sandman. Agrega que los niños son capaces de reconocer e interpretar los sentimientos y estado anímico de la madre mientras están en el vientre. Así que los estados prolongados de tristeza pueden generar desarrollo lento; en cambio la felicidad y la tranquilidad emocional suelen tener impacto positivo.

El análisis del Proyecto Sentido exige tener en cuenta la dimensión temporal (un período desde nueve meses antes de la concepción hasta tres años después del nacimiento) y la dimensión estructural (al hijo se le transmite, conciente e inconscientemente, toda la historia familiar).

Todo lo que ocurre en el entorno de la familia durante ese lapso de tiempo condiciona su estructura, porque se proyectan sobre el futuro hijo los deseos (que sea médico, futbolista o presidente) y también se proyectan los temores (que sea un alcohólico como papá o drogadicto como el cuñado).

Hay estudios que demuestran que los acontecimientos de la vida de los padres previos a la concepción influyen en la mente y el cuerpo del hijo. En las etapas finales de la maduración del óvulo y espermatozoide, se ajusta la actividad de los de genes específicos que darán forma al niño mediante un proceso llamado «impresión genómica». Al nacer, se heredan dos copias (o alelos) de cada gen. En algunos casos una misma copia (un mismo alelo) se expresa de forma diferente según proceda del padre o de la madre. La regulación en la expresión (silenciamiento) de algunos genes puede producir síndromes y enfermedades.

Durante la gestación, la madre empieza a establecer vínculos emocionales con el embrión. Estos vínculos son afectados por una serie de factores personales, familiares y ambientales. Diversos estudios independientes demuestran que, durante el embarazo, la mujer vive en un estado especial de sensibilidad psíquica y emocional, en el que resurgen recuerdos de su propia infancia, lo cual permite imaginar cómo será la infancia de su bebé. Si su infancia fue agradable, el vínculo afectivo se produce de forma natural. Pero, si su niñez estuvo marcada por el abandono, los abusos o el desamparo, durante la gestación renacen los conflictos no resueltos.

Esta influencia lleva a reproducir situaciones vividas en el ámbito familiar, bien por simple duplicación, es decir, por repetición de la historia (como una mujer cuyo padre abandonó a su madre cuando ella era pequeña y luego a ella le ocurre lo mismo), bien por oposición (la madre es abandonada y la hija no se casa ni tiene hijos para evitar vivir esa situación).

En otras ocasiones, esta influencia lleva a reparar la historia familiar, aunque reparar no es sinónimo de solucionar. La historia familiar condiciona aspectos de la propia vida, limitando el margen de elección (por ejemplo, el hijo de unos padres en quiebra se hace contador, aunque no le apasiona esa profesión).

La madre y el niño están fusionados desde la concepción hasta los dos o tres años de vida del hijo. El bebé se construye en el sistema de representación del espíritu de la madre: todo lo que la madre siente, la preocupa o rechaza, todo lo que ella ha relegado a la sombra es vivido como propio por el niño.

«La sombra» es una expresión de la psicología de Jung que designa estas partes desconocidas de la psique. En la medida en que una mujer se hace cargo de su propia sombra, libera a su hijo de la manifestación de dicha sombra.

El Proyecto Sentido permite determinar que conflictos estructurantes están asociados al síntoma o la enfermedad, mediante la identificación de los conflictos emocionales vividos por sus padres (principalmente la madre) desde nueve meses antes de su concepción hasta sus tres años de edad.

Tenemos muchos Proyectos Sentidos: algunos conscientes, muchos inconscientes, unos fascinantes, otros limitantes. Pueden expresarse en la profesión, las relaciones, los amigos, las parejas, etc.; y pueden condicionar comportamientos o ser causa de síntomas y enfermedades.

También existen técnicas específicas para sanar y liberarnos del proyecto sentido heredados de nuestros padres. Éste es uno de los temas que trabajamos en nuestro taller RENACER, un programa de sanación integral personal, donde también vemos la herencia transgeneracional, la relación cuerpo-mente según la biodescodificación, y todos los temas y herramientas para lograr una sanación holística.

En la actualidad se han realizado estudios que comprueban que el bienestar físico de la madre es de tanta importancia como su salud emocional. La estabilidad mental y tener un embarazo libre de estrés, en el que las emociones sean en su mayoría positivas, se traduce en mejor desarrollo del bebé dentro y fuera del útero.

Las emociones se aprenden desde el vientre materno:
Aunque el feto no tiene noción de las emociones como nosotros las conocemos, éstas tienen impacto sensorial en él. “Cuando nos embargan las emociones negativas segregamos hormonas tóxicas, el corazón se acelera y se deprime el sistema inmune, lo que nos deja más vulnerables ante las enfermedades”, menciona Enrique García, profesor de psicología de la UNED.

Los bebés son capaces de sentir el estado psicológico de la madre:
“Creemos que los fetos humanos son participantes activos en su propio desarrollo y están recolectando información para su propia vida”, señala el doctor Curt A. Sandman. Agrega que los niños son capaces de reconocer e interpretar los sentimientos y estado anímico de la madre mientras están en el vientre. Así que los estados prolongados de tristeza pueden generar desarrollo lento; en cambio la felicidad y la tranquilidad emocional suelen tener impacto positivo.

Los estudios científicos demuestran que los acontecimientos de la vida de los padres previos a la concepción influyen en la mente y el cuerpo del hijo. En las etapas finales de la maduración del óvulo y espermatozoide, se ajusta la actividad de los de genes específicos que darán forma al niño mediante un proceso llamado «impresión genómica». Al nacer, se heredan dos copias (o alelos) de cada gen. En algunos casos una misma copia (un mismo alelo) se expresa de forma diferente según proceda del padre o de la madre. La regulación en la expresión (silenciamiento) de algunos genes puede producir síndromes y enfermedades. Durante la gestación, la madre empieza a establecer vínculos emocionales con el embrión. Estos vínculos son afectados por una serie de factores personales, familiares y ambientales. Diversos estudios independientes demuestran que, durante el embarazo, la mujer vive en un estado especial de sensibilidad psíquica y emocional, en el que resurgen recuerdos de su propia infancia, lo cual permite imaginar cómo será la infancia de su bebé. Si su infancia fue agradable, el vínculo afectivo se produce de forma natural. Pero, si su niñez estuvo marcada por el abandono, los abusos o el desamparo, durante la gestación renacen los conflictos no resueltos.

Conocer el Proyecto Sentido nos da la oportunidad de tomar conciencia y sanar estos conflictos, tanto en uno mismo como en nuestros hijos.

El Proyecto Sentido está relacionado con lo que ocurre en torno a la concepción de un hijo. No hay concepción si no existe previamente un deseo, un proyecto de los padres, que puede quedar totalmente en el inconsciente

Aprende a sanar tu Proyecto Sentido dando clic aquí.


Comparte esta información:

Whatsapp facebook Linkedin twitter

Diplomado de formacion profesional en Coaching NeuroBiologico 11

Te ayudamos a conseguir una sanación integral (física, mental, actitudinal o emocional), para ti y tus clientes o pacientes.

Te formamos como coach profesional, a través de una potente metodología, única en los países de habla hispana.

Nuestra formación en Coaching Neurobiológico es la única con triple certificación internacional.

Puedes ver la información completa en https://coachingneurobiologico.com/cursos.html

4 comentarios en “Aprende a sanar tu proyecto sentido”

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *