Duelo real y duelo simbólico

Duelo

Cuando nos referimos al duelo, lo primero en lo que pensamos es en la muerte de una persona real. Los duelos simbólicos también son una realidad. Estos últimos pueden abarcar diversas facetas, pero suelen estar fundamentados en una emoción de pérdida. Aquí hay una lista corta: un amor, la juventud, la belleza, la capacidad de moverse después de un accidente que te deja paralítico, una casa, un peluche para un niño, tu mascota, un amigo cercano que se fue a otro país, etc.

Frente a un drama genuino o simbólico, todos tenemos nuestras propias protecciones psíquicas personales con el fin de mejorar nuestra calidad de vida presente y futura.

Existen nueve fases del duelo, algunas de las cuales se experimentan al mismo tiempo. Con el fin de completar el proceso de duelo de manera apropiada, es importante que la carga emocional sea minimizada, para que pueda ser compatible con la vida cotidiana en el futuro. Esto requerirá la experimentación de varias etapas cuyo orden no es fijo.

La negativa:
La persona se niega a creer, escuchar o admitir esta noticia. «No, no es posible, ¡no puedo creerlo!» Es el primer pensamiento que cruza por nuestra mente. Después, al transcurrir un período de tiempo determinado, tenemos que aceptarlo.

El regateo:
Las frases clave son «¿Por qué él y no otro?”. Es un tipo de negociación, una transacción especial en la que la muerte, ya sea real o simbólica, es el foco central. El regateo psicológico es frecuentemente empleado para reducir el sufrimiento que puede surgir en diversos contextos reales, imaginarios o simbólicos, donde la vida y la muerte se entrelazan.

La ira:
Es completamente común. Un sentimiento interno de ira se instala y puede ser expresado de manera más o menos ruidosa, y esto, por un período de tiempo más o menos prolongado.

La tristeza:
Es la fase depresiva típica que ocurre después de cada pérdida, ya sea aceptada o no.

La explicación:
Se busca entre varias razones que pueden ser encontradas para explicar la pérdida: el consumo de alcohol, velocidad al manejar, la edad, la enfermedad grave, etc.

El entendimiento:
Sucede luego de haber hallado la explicación que justifica la pérdida.

La integración:
Una vez que se da la explicación y se acepta la comprensión, se puede llevar a cabo la integración. Integrar implica internalizar a fin de avanzar a la siguiente fase.

Aceptación y perdón:
La pérdida finalmente es aceptada. Estoy liberándome gradualmente de la carga emocional generada por esta pérdida. Simplemente acepto la partida de este ser amado. Estoy dispuesto a perdonar su partida.

La reinversión:
Pude liberarme emocionalmente de la pérdida. Finalmente, puedo seguir dedicándome a mi vida presente. Es el reinicio de las pulsiones naturales de la vida.

En esta fase final, podemos seguir adelante con nuestras vidas, a pesar de que la pérdida pueda seguir siendo recordada.


Comparte esta información:

Whatsapp facebook Linkedin twitter

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *