Cuando una persona tiene un problema psicológico, es porque una parte de ella misma lo está causando, así que la autoaceptación consiste en aceptar todas las partes de nosotros y de estar abiertos a ellas, incluso interesados en ellas. Y para ello es necesario trabajar con cada una de nuestras partes: la parte que deja todo para después, la parte que se enoja fácilmente, la parte que trata compulsivamente de agradar a los demás etc. Es posible que no te guste una parte de ti que se siente mal contigo, o que tiene miedo de avanzar. Pero una vez que llegas a conocer cada parte y descubres lo que verdaderamente tratan de hacer por ti, resulta más fácil aceptarlas.
Es importante que comprendas que cada una de estas partes tienen una intención positiva. Por ejemplo, si una parte de ti hace que dejes todo para mañana, es posible que esa sub personalidad no esté desempeñando un papel positivo, pero eso es precisamente lo que intenta hacer. Tal vez tenga miedo de que, si te deja seguir adelante, y completas la tarea fracases o seas juzgado o avergonzado, y te sientas mal contigo mismo. De modo que te dice “no lo hagamos, evitemos esto porque no quiero que fracases y te sientas mal”. Esta, quizás, no es una estrategia viable pero esa parte tiene una intención positiva: protegerte del dolor. Por supuesto, es posible que en el proceso te cause todavía más dolor, pero eso no lo sabe. Lo único que sabe es que asumir riesgos es peligroso y es mejor evitarlo. Este es un buen ejemplo de una sub personalidad que tiene una intención positiva, aunque su efecto sea negativo.
Resulta útil pensar en estas partes como personitas que habitan dentro de nosotros, con sus propios temores y motivaciones, incluso con sus propios recuerdos. Entonces si tratas a tus sub personalidades como si fueran personas a las que les puedes hablar, ellas responden de manera muy positiva. Incluso puede ser que oigas a una parte de ti decir “gracias, por fin me prestas atención”. El trabajo con las partes es muy poderoso porque te ofrece un extenso contacto con las distintas áreas de tu psique y un poder tremendo para cambiar las cosas. Recuerda que las partes actúan como personas, tienen sentimientos y reacciones.
El proceso es general de este trabajo con las partes es como sigue: vas dentro de ti, sientes una parte de tu cuerpo y obtienes una imagen de su aspecto. Luego le planteas preguntas y escuchas sus respuestas. Te dirá lo que trata de hacer por ti o de qué dolor trata de protegerte. Además, una parte podría decir que no confía en ti porque no la has ayudado en el pasado. Algunas partes echarán de menos tu aprecio, y se sentirán muy bien cuando las atiendas. Cuando esto ocurre, la experiencia no consiste sólo en comprender mentalmente el problema, sino que estás hablando con un pequeño ser dentro de ti que tiene sus propios sentimientos.
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