LOS NUTRIENTES BÁSICOS DEL CUERPO EMOCIONAL SON: AFECTO, PERTENENCIA Y ESTRUCTURA.
Nuestro cuerpo emocional es tan importante como nuestro cuerpo físico, y para su correcto desarrollo, necesitamos ciertos nutrientes emocionales que son fundamentales desde nuestra infancia hasta la adultez. Estos nutrientes incluyen la pertenencia, el afecto y la estructura que proporcionan nuestros padres y cuidadores. Sin estos nutrientes, experimentamos un dolor de separación que puede afectar significativamente nuestro cuerpo emocional y dejar una herida abierta que puede tener un efecto muy negativo en nuestra vida.
Es durante los primeros siete años de vida cuando estos nutrientes emocionales son más críticos para nuestro desarrollo emocional. La simbiosis con nuestra madre, la protección y el reconocimiento de nuestras necesidades son esenciales para sentirnos amados y cuidados. Estos nutrientes también son importantes para nuestra madurez emocional en la adolescencia y para alcanzar nuestros objetivos y tener una vida plena en la edad adulta.
Sin embargo, en algunas ocasiones, por circunstancias del momento en que nacimos o por la incapacidad de los padres, podemos sentirnos abandonados o rechazados. Este dolor puede ser muy profundo y duradero para cualquier niño. La soledad, la incertidumbre y la sobre protección pueden generar una tristeza interna y falta de seguridad en nuestra propia capacidad para crecer y madurar.
Las heridas emocionales de la infancia no siempre tienen que ver con la falta de amor. Muchas veces, se relacionan con la ignorancia o falta de conciencia de los padres sobre la vulnerabilidad de un niño y sus necesidades emocionales. Imagina que cuando eras niño, te rompiste un dedo y nadie se dio cuenta. El dedo creció chueco y, aunque siguió su proceso, nunca se desarrolló de la manera correcta, lo que le hizo perder capacidades y dar problemas a largo plazo. De manera similar, las heridas emocionales de abandono o rechazo en un niño pueden impedir que desarrolle la autoestima, la autoconfianza, el amor y el respeto por sí mismo, lo que puede generar una tendencia a rechazarse en lugar de amarse.
Aunque estas heridas emocionales pueden ser profundas y antiguas, es posible sanarlas en la edad adulta. El Coaching NeuroBiológico provee herramientas valiosas para comprender nuestras emociones, liberar el dolor y reconstruir nuestra identidad emocional. Sanar nuestras heridas emocionales nos permite desarrollar la capacidad de amarnos a nosotros mismos y a los demás, y nos ayuda a construir relaciones emocionalmente saludables y satisfactorias.
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