Qué es la positividad tóxica?

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Si bien estamos más acostumbrados a escuchar la palabra “tóxico” junto con las palabras “negatividad” o “relación”, la positividad tóxica y el daño que supone son algo muy real, y en general se originan en las buenas intenciones de los otros. 

La positividad tóxica es una tendencia opresiva que reacciona frente al sufrimiento y los problemas de los otros con frases vacías supuestamente positivas. En general es bienintencionada, pero invalida emocionalmente las experiencias de los demás y perpetúa la idea errónea de que “ser positivo” es la cura para todos los problemas de la vida.

Algunas de estas frases parecen inofensivas pero no lo son: ‘Algunos matarían por tener tus problemas’,  o ‘Deberías agradecer, otros la pasan mucho peor’. A primera vista pueden parecer útiles al ofrecer un poco de perspectiva, pero la verdad es que nadie existe por fuera de su experiencia subjetiva”, explica.  

La palabra clave que hay que identificar cuando alguien está siendo tóxico de manera positiva es: “deberías”. 

Si ya nos estamos sintiendo muy mal, que alguien nos diga que ‘deberíamos’ o ‘no deberíamos’ sentir una emoción solo agrega vergüenza a nuestro malestar. Muchos problemas pueden surgir por tratar de reprimir experiencias emocionales auténticas, y la positividad tóxica es una manera que mucha gente utiliza (muchas veces sin querer) para indicarnos que eso que sentimos no está bien. 

Por desgracia, la positividad tóxica es una respuesta bastante común para lidiar con el sufrimiento de los demás (“¡No estés triste!”). Esto es así porque nos sentimos impotentes o incómodos cuando estamos frente al dolor de los otros, y nos gustaría que eso desapareciera, tanto por el otro como por nosotros mismos. 

Por más difícil que sea ser testigos de los sufrimientos ajenos, es importante no sumarle más cargas ni invalidar sus sentimientos con estas actitudes “buena onda”. 

Escuchar, acompañar y entender es una respuesta mucho más válida y útil; evitar querer resolver los problemas y comunicarle a la persona que sufre que está bien sentirse como se siente. A veces la vida es dura. 

No es obligación estar felices cada segundo de nuestro día. Sufrir, enojarse y desilusionarse es humano y normal. Es mejor y mucho más enriquecedor mostrar curiosidad y honestidad frente a las emociones de los demás (y las propias) que vivir bajo la filosofía edulcorada de la “buena onda”. 


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