El estrés en el trabajo se presenta con cansancio físico, emocional o mental. Es esencial prestar atención a las señales y actuar antes de que la salud se vea comprometida.
Los signos van, desde que sea más difícil que lo habitual ir al trabajo, hasta síntomas físicos como dolores de cabeza, de espalda u otros. El agotamiento laboral es una forma de estrés que surge por diversas razones y que puede afectar gravemente la salud y el bienestar. Es crucial estar alerta a las señales para poder intervenir a tiempo.
El agotamiento laboral es una forma específica de tensión; se caracteriza por el cansancio tanto físico, emocional como mental y por la incertidumbre acerca de tus habilidades y el significado de tu labor. Si piensas que podrías estar experimentando desgaste laboral, analiza con mayor atención el fenómeno. Un artículo de la Clínica Mayo de Estados Unidos explica que lo que aprendas podría ayudarte a enfrentar el problema y tomar medidas antes de que el agotamiento laboral afecte tu salud.
Especialistas de la institución sugieren hacerse las siguientes preguntas para determinar si se está experimentando desgaste laboral:
-¿Has adoptado una actitud cínica o crítica en el trabajo?
-¿Encuentras dificultades para ir y, después de llegar, tienes problemas para iniciar tu labor?
-¿Te sientes irritable o impaciente con tus compañeros de trabajo o los clientes?
– ¿Te sientes sin energía para ser constantemente productivo?
-¿No estás contento con lo que has logrado?
– ¿Estás experimentando desilusión con tu trabajo?
-¿Ingieres comida, consumes drogas o bebes alcohol para mejorar tu estado de ánimo o tu rendimiento?
-¿Has experimentado cambios en tus patrones de sueño o en tus hábitos alimenticios?
– ¿Estás experimentando dolores de cabeza, de espalda u otros problemas físicos sin explicación?
Si contestaste afirmativamente a alguna de estas preguntas, es probable que estés experimentando desgaste laboral.
El estrés en el trabajo puede ser causado por diversas razones:
✔️Falta de control: La dificultad para ejercer influencia en las decisiones que impactan en tu labor, como el horario, las responsabilidades asignadas o la carga de trabajo, puede causar agotamiento laboral. Otra razón puede ser la carencia de los recursos requeridos para realizar tu labor.
✔️Falta de claridad en las expectativas laborales. Si tienes dudas sobre el nivel de autoridad que posees o sobre las expectativas de tus superiores o colegas, es posible que no te sientas a gusto en tu puesto de trabajo.
✔️Dinámicas laborales disfuncionales. Tal vez estés trabajando con un acosador o tengas la sensación de que tus compañeros de trabajo están disminuyendo tu autoridad o que tu jefe está supervisando cada aspecto de tu trabajo. Esto también contribuye al estrés laboral.
✔️ Desacuerdo con los valores y principios. Si tus principios son diferentes a la forma en que tu jefe lleva a cabo sus negocios o lidia con las quejas, esta discrepancia eventualmente podría generar consecuencias negativas.
✔️Adaptación laboral incorrecta. Si tu empleo no está en sintonía con tus intereses y habilidades, es posible que experimentes un incremento en el estrés con el paso del tiempo.
✔️Niveles extremos de actividad. Si un trabajo es aburrido o desorganizado, necesitarás una cantidad constante de energía para mantener la concentración, lo cual podría resultar en fatiga y desgaste profesional.
✔️Carencia de respaldo. Si experimentas soledad en tu trabajo y en tu vida personal, es probable que experimentes mayor estrés.
✔️Falta de equilibrio entre la vida personal y laboral. Si tu empleo requiere mucho tiempo y esfuerzo y no tienes la energía para estar con tu familia y amigos, es probable que experimentes agotamiento rápidamente.
Las personas que presentan cualquiera de estos rasgos, al igual que aquellas que tratan de satisfacer a todos, corren el riesgo de experimentar agotamiento laboral, según señalan los expertos.
Si la situación no se atiende o se descuida, podría afectar gravemente la salud. Algunas de las posibles repercusiones podrían ser: elevados niveles de estrés, cansancio, falta de sueño, depresión, inquietud, consumo excesivo de alcohol o drogas, trastornos del corazón, altos niveles de colesterol, diabetes tipo 2 (especialmente en mujeres), accidente cerebrovascular, obesidad, y mayor susceptibilidad a enfermedades.
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