Seguro que existen un gran número de situaciones a tu alrededor que te gustaría cambiar, tanto de los demás como de tu alrededor. Y en ocasiones, para conseguirlo intentas luchar contra las circunstancias imaginando que puede ser la mejor opción, negándote a aceptarlo. Tu resistencia para evitar la realidad se ha convertido en un obstáculo.
En muchas ocasiones, cambiar no significa modificar las cosas por fuera o desde el exterior, sino generar ese cambio desde adentro y esta nueva situación tan solo se inicia con la aceptación. Aceptar no significa permanecer pasivos e indiferentes, aceptar es el motor que promoverá el cambio cuando comencemos a ser conscientes.
En nuestra vida hay muchas experiencias dolorosas que no podemos eludir, que nos causan malestar. Si añadimos al sufrimiento de estas experiencias una actitud de resistencia, generaremos más sufrimiento, que puede ser prescindible e innecesario.
La resistencia constituye un mecanismo de oposición a la realidad, acompañado de sentimientos como la rabia, el asco, el rechazo o la indignación, es decir, todo un movimiento emocional que nos priva de la calma y la lucidez, turbándonos el entendimiento la mayoría de las veces.
La resistencia ocasiona una tormenta emocional que nos hará difícil vislumbrar la solución adecuada. Y, si no sabemos controlarla, puede llevarnos una frustración generalizada y una vida de dolor.
La resistencia genera un impedimento de ver con claridad la situación en la que nos encontramos inmersos y además las emociones resultantes nos impedirán, en mayor medida, encontrar la mejor solución y realizarla.
Y aunque el origen del rechazo y la resistencia sea completamente natural, ya que todos los seres vivos tratamos de evitar aquello que nos perjudica o hace daño y nos aproximamos a lo que nos favorece, el problema se origina o surge cuando aquello que no nos gusta presenta la característica de inevitable, por lo que no nos queda más remedio que afrontarlo.
Así, malgastamos nuestra energía en el conflicto interno que albergamos, en lugar de buscar o encauzarnos por el camino o solución correcta.
Si no oponemos resistencia, en cambio, surge la aceptación, a través de la cual permitimos que la realidad del presente sea tal cual es, sin oponernos a ella, reconociendo a la realidad, sintonizando con ella.
Cuando aceptamos, el sufrimiento cesa y si somos más capaces, podemos llegar a sentirnos en sintonía con todo lo que es, viviendo lo que antes parecía una situación sin salida como un punto de partida y una oportunidad para crecer. Aceptamos y así, permitimos en cierto modo el cambio, porque damos paso a la comprensión y a la paz.