En el mundo actual, la percepción de las enfermedades y las adicciones se ha visto influenciada por la medicina y la psicología tradicionales, que a menudo las consideran como trastornos a tratar. Sin embargo, el biólogo Humberto Maturana nos invita a mirar más allá de las etiquetas diagnósticas y a adoptar una perspectiva más compasiva. Según Maturana, «las enfermedades son diagnósticos que especifican una mirada«, lo que nos lleva a preguntarnos si estamos viendo realmente a la persona que está luchando con una problemática personal.
En lugar de enfocarse únicamente en el «síntoma«, Maturana nos anima a mirar con empatía a la persona detrás del diagnóstico. ¿Qué es lo que llevó a esta persona a caer en esa situación? ¿Qué necesidades no se están cumpliendo en su vida? En lugar de culpar y estigmatizar, Maturana nos invita a tratar a las personas con compasión y a explorar las raíces subyacentes de su sufrimiento.
Una de las ideas más poderosas que Maturana nos presenta es que muchas personas están viviendo de un modo en el que sienten que no tienen salida. Pero, ¿qué es lo que realmente necesitan? Maturana sugiere que necesitan encontrar algo que les llene profundamente, algo que les permita servir a los demás, tener presencia y, lo más importante, respetarse a sí mismos. En lugar de tratar a las personas como «enfermos» o «fracasados«, debemos ayudarles a encontrar su camino hacia una vida más significativa y satisfactoria.
Servir a los demás puede ser una fuente inagotable de gratificación y propósito. A menudo, las personas se sienten aisladas y desconectadas de la sociedad, lo que agrava su sufrimiento. Al brindarles oportunidades para servir y contribuir, les permitimos reconectar con la comunidad y sentirse valorados. Este acto de servicio no solo beneficia a los demás, sino que también brinda una profunda satisfacción a quienes lo realizan.
Tener presencia implica estar plenamente consciente de uno mismo y de los demás. Muchas personas buscan una forma de escapar de la realidad, de evitar enfrentar el dolor o el vacío interior. Ayudar a las personas a reconectar consigo mismas y con sus emociones es esencial para su sanación.
El respeto por uno mismo es quizás el aspecto más crítico en el camino hacia la recuperación. Las personas a menudo se sienten avergonzadas y despreciadas, lo que perpetúa su ciclo de autodestrucción. Mostrarles respeto y empatía es fundamental para que recuperen su autoestima y autovaloración.
Humberto Maturana nos recuerda que, en lugar de juzgar a las personas, debemos tratar de entender su sufrimiento y ayudarles a encontrar un camino hacia la recuperación y la realización personal. Al enfocarnos en el servicio, la presencia y el respeto por sí mismos, podemos abrir la puerta a un futuro más esperanzador y saludable para todas las personas.
La mirada compasiva de Maturana nos desafía a trascender los estigmas y a abrazar a aquellos que sufren con amor y apoyo. En lugar de ver la enfermedad, debemos ver la humanidad, la posibilidad de cambio y la capacidad de cada individuo para encontrar un camino hacia la sanación y la plenitud. En las palabras de Maturana, «lo que uno no ve es que la persona que está con una adicción está atrapada en un modo de vivir del cual tiene salida«. La salida está en nuestra compasión y en nuestra voluntad de caminar junto a ellos en su viaje hacia la recuperación.
En última instancia, la cita de Maturana nos recuerda que somos seres en busca de significado, conexión y autenticidad, y que, a través del servicio, la presencia y el respeto mutuo, podemos encontrar la luz en medio de la oscuridad y sanar las heridas que nos separan.