Todos hemos pasado por momentos difíciles en nuestra vida, momentos en los que sentimos dolor, tristeza, rabia, miedo, culpa o desesperación. Estas emociones son naturales y forman parte de nuestra experiencia humana, pero a veces nos cuesta mucho aceptarlas y expresarlas adecuadamente.
Muchas veces, tendemos a reprimir, negar o evitar estas emociones, creyendo que así las haremos desaparecer o que así nos protegeremos del sufrimiento. Sin embargo, lo que conseguimos con esta actitud es lo contrario: perpetuar el dolor, generar más conflicto interno y externo, y limitar nuestro bienestar y nuestro potencial.
Para lograr la sanación emocional, es necesario pasar por varias etapas que implican un compromiso, una voluntad y una responsabilidad personal.
ETAPAS DE LA SANACIÓN EMOCIONAL:
- ACEPTACIÓN: se trata de admitir que tenemos una herida emocional, que nos duele y que forma parte de nosotros. No se trata de resignarnos o de conformarnos, sino de mirar la realidad tal como es, sin negarla ni juzgarla. Solo así podremos empezar a trabajar en ella.
- COMPRENSIÓN: se trata de entender el origen, el significado y el propósito de nuestra herida emocional. ¿Qué nos ha causado este dolor? ¿Qué nos quiere decir? ¿Qué podemos aprender de él? Al comprender nuestra herida, le damos un sentido y la integramos en nuestra historia personal, sin que nos defina ni nos limite.
- EXPRESIÓN: se trata de manifestar nuestra herida emocional de forma sana y constructiva, sin reprimirla ni descargarla de forma agresiva. Podemos expresar nuestra herida a través de la palabra, el arte, el movimiento, la meditación o cualquier otra forma que nos ayude a canalizar nuestras emociones y a liberar la tensión acumulada.
- TRANSFORMACIÓN: se trata de cambiar nuestra actitud y nuestra perspectiva ante nuestra herida emocional, para convertirla en una oportunidad de crecimiento y de cambio. Podemos transformar nuestra herida al perdonarnos a nosotros mismos y a los demás, al agradecer lo que hemos aprendido, al soltar lo que ya no nos sirve y al abrirnos a nuevas posibilidades.
La sanación emocional es un proceso que requiere tiempo, paciencia y amor. No es algo que se consiga de la noche a la mañana, ni algo que dependa de factores externos. Es algo que solo podemos hacer nosotros mismos, desde dentro hacia fuera.
La verdadera sanación comienza cuando aceptamos nuestras emociones y las dejamos fluir, sin resistirnos ni aferrarnos a ellas. Aprender a amarnos a nosotros mismos tal como somos, sin juzgarnos ni compararnos con los demás, es el mejor regalo que podemos hacernos y el mejor camino hacia la felicidad.