En la vasta galaxia de la vida, la búsqueda de justicia y equidad es un anhelo innato en el corazón humano. Soñamos con un mundo donde cada acto de bondad sea recompensado, donde la justicia prevalezca, y donde la rectitud sea la guía suprema. Pero, como nos advierte sabiamente Fritz Perls, «Esperar a que el mundo te trate en forma justa porque eres una buena persona es lo mismo que esperar que un toro no te ataque porque eres vegetariano.» Esta impactante metáfora nos invita a un viaje profundo hacia la comprensión de la vida y la coherencia.
Imaginemos un mundo donde los buenos siempre fueran recompensados y los malvados castigados. Sin embargo, la realidad es mucho más compleja que esta fantasía. En nuestro mundo, hay momentos en los que la justicia se desvanece, y la bondad no siempre es reconocida. ¿Significa esto que debemos renunciar a nuestros principios y abrazar la indiferencia? No, en absoluto.
El mensaje de Perls nos dice que la autenticidad y la coherencia son el camino hacia la realización personal y la construcción de un mundo más justo. No se trata de esperar que los demás se comporten como queremos, sino de vivir de acuerdo con nuestros valores y creencias, independientemente de cómo nos traten los demás. Ser coherente y auténtico implica ser fiel a uno mismo, no importa cuán difícil sea la circunstancia o cuántas injusticias enfrentemos.
Ser auténtico significa tener el coraje de ser quien somos, incluso si el mundo a veces parece estar en contra de nosotros. Significa levantarse después de cada caída, manteniendo la fe en nuestros ideales y valores. Al igual que un vegetariano que entra en un ruedo de toros, sabemos que la autenticidad a veces implica enfrentar desafíos y adversidades, pero también sabemos que es el único camino para vivir una vida significativa.
La coherencia nos empodera. Nos permite influir en el mundo en lugar de ser moldeados por él. Nos da la fuerza para desafiar las injusticias y trabajar para un cambio positivo. Cuando nos comportamos de acuerdo con nuestros principios, inspiramos a otros a hacer lo mismo, creando un efecto dominó que puede cambiar el mundo.
Entonces, ¿cómo podemos vivir con autenticidad y coherencia en un mundo que a veces parece indiferente a la bondad y la justicia? La respuesta es mantener nuestra integridad, incluso cuando los vientos de la adversidad soplan en contra. Recordemos que, al igual que un toro no juzga a su oponente por sus preferencias alimenticias, el mundo no juzga a las personas por su bondad intrínseca.
Si bien no podemos controlar cómo el mundo nos trata, podemos controlar cómo respondemos. Podemos elegir ser auténticos, vivir de acuerdo con nuestros valores y mantener la esperanza de un mundo más justo. La autenticidad es nuestra superpotencia, y a través de ella, podemos iluminar incluso los rincones más oscuros de la vida con la luz de la verdad y la bondad. En resumen, la metáfora de Fritz Perls nos recuerda que la autenticidad es la clave para vivir una vida plena y significativa. En un mundo a menudo injusto e impredecible, nuestra autenticidad es lo que nos distingue y lo que nos da la fortaleza para enfrentar cualquier desafío. En lugar de esperar que el mundo cambie, cambiemos nosotros mismos y, con el tiempo, veremos que el mundo también lo hará.