Motor Invisible de la Existencia
En la vastedad de la existencia, donde la savia nutre al árbol, la gasolina impulsa al automóvil y la nube desencadena la lluvia, también existe un fenómeno más sutil pero igualmente fundamental: el alma sutil que anima tu ser. Aunque no se pueda palpar, ver ni oler, su presencia es innegable, ya que, al igual que la savia para el árbol, el alma es el sustento vital de tu cuerpo, pensamientos, emociones y acciones.
Lo Sutil da Vida a lo Denso
La relación entre lo sutil y lo denso es un baile cósmico en el que lo sutil es el precursor, el núcleo que da origen a lo denso. Es importante comprender que lo denso no crea ni da vida a lo sutil; más bien, lo denso es generado, sustentado y estimulado por lo sutil. En este juego de creación, lo sutil es el maestro que mueve los hilos de la existencia.
Tu cuerpo, ese ente animado, encuentra su equivalente en el árbol con su savia. El alma sutil, fuente de vida, anima tanto el cuerpo como los pensamientos, emociones y actos. Aunque el alma no sea tangible, su influencia se siente con claridad en cada latido, en cada pensamiento, en cada lágrima. Sin el alma, el cuerpo se convierte en materia inerte, un objeto inanimado, similar a un árbol sin savia o un automóvil sin gasolina.
El Alma: Más Allá de lo Observado
La prueba irrefutable de la conexión entre lo sutil y lo denso es que todo suceso ocurre dos veces: primero en la mente y luego frente a ti. Toma, por ejemplo, el simple acto de beber agua. Observa cómo ese gesto denso se origina en lo sutil: la sensación de sed y la decisión (un pensamiento) de beber. Lo observable, todo lo que experimentamos, parte de un pensamiento en alguna mente.
Cada pensamiento, desde mover un brazo hasta tomar decisiones complejas, surge de algo aún más sutil, algo que anima esos pensamientos. Aquí, nos sumergimos en lo más tenue, en algo que escapa a la notación mental pero que es la fuente misma de nuestros pensamientos.
El Salto a lo Incomprensible y Experimentable
Sin embargo, es crucial no intentar entenderlo con la mente racional, ya que corremos el riesgo de alejarnos de la fuente. La invitación es a sentirlo, a conocerlo a través de una comprensión más allá de las ideas. Utiliza la inteligencia que trasciende el raciocinio, una forma de comprender que va más allá de la mente analítica.
Este es el portal para adentrarse en el reino del alma. No se trata de entender con la mente, sino de experimentar con el corazón y la percepción interna. Siente esa energía propulsora que colma árboles, nubes, pensamientos, emociones, cuerpos y lo que denominamos «yo».
La Experiencia del Alma: Más Allá del Entendimiento
La invitación final es a reconocer que todo está imbuido de esa misma energía. Ábrete a sentir sin la necesidad de entenderlo completamente. Inicia el viaje de reconocer cómo todo está impregnado de esta fuerza vital, esta savia invisible que nutre el árbol de tu existencia. Entra en contacto con tu propia esencia a través de la experiencia, y descubre el alma que anima todas las cosas en este asombroso tejido de la realidad.