El sistema familiar es lo permanente, estaba antes de que llegáramos, le pertenecemos mientras vivamos y seguirá existiendo después de nosotros.
Cada uno de nosotros, llegó a este mundo como parte de una familia, tenemos unas raíces, es decir, venimos de nuestros padres, ellos de nuestros abuelos, y nuestros abuelos de nuestros bisabuelos. De ahí que resulta importante reconocer que sin la presencia de todos y cada uno de ellos no hubiera sido posible nuestra existencia en este mundo. Es así como nuestra familia se constituye en nuestra puerta de entrada a la vida. Así que, los conozcamos o no, pensemos lo que pensemos y sintamos lo que sintamos, estamos emparentados por vínculos directos de sangre, genéticamente y por algo aun mayor que nos hace pertenecer a este sistema… Una conciencia familiar.
Esta conciencia familiar, es aquella que vela por la integridad de todo el sistema, buscando siempre unir lo que estaba separado, y forma parte de nuestro inconsciente.
Esta conciencia familiar no es igual a la conciencia personal, pues la conciencia personal es la que me permite experimentarme como el ser que soy, como ese yo individual; mientras la conciencia familiar no reconoce lo separado, sino que nos ve como parte integral de un sistema familiar.
De esta manera nuestra familia se convierte en el sistema más importante al cual pertenecemos, pues está compuesto por las personas con las que compartimos un destino común, tanto en lo cotidiano como en lo trascendente.
Como parte de dicho sistema familiar, es en base a las relaciones que tenemos con los diferentes miembros de ésta, que se va forjando nuestra forma de ver el mundo y con ello también nuestra forma de mostrarnos ante el mundo. Así vamos conduciendo nuestras vidas guiados por los valores, creencias, patrones y normas que aprendimos desde nuestra infancia.
Lo que no muchos sabemos es que no solo heredamos los rasgos físicos o ciertas características de nuestra forma de ser, también heredamos información que desconocemos, que no sabemos que estamos heredando, y al ser inconscientes de esta herencia, toda esta información tiene un gran poder sobre nosotros; pues de nuestros ancestros también heredamos sus creencias limitantes, sus miedos, sus tristezas e incluso sus enfermedades.
Aquí es donde entra el estudio del Transgeneracional.
De acuerdo con el diccionario de psicoanálisis se define al Transgeneracional como:
“La cadena de transmisión de significados que se lega de generación en generación y que abarca ideales, mitos, modelos identificativos que involucran lo dicho y lo que se omite por efecto de represión. Entonces estos enunciados adquieren un carácter de mandatos inconscientes”
Con esta idea en mente podemos ver que en base al estudio del transgeneracional puedo alcanzar una comprensión profunda de cuál es el vínculo que existe entre mi historia familiar, los sucesos de mi vida y yo.
Así el estudio del Transgeneracional se convierte en una oportunidad para comprender al ser humano de forma más profunda, pues a través del estudio de la influencia que tiene en la vida de los miembros de una familia, las memorias dolorosas, los secretos y los silencios de sus ancestros, se puede desentrañar programas limitantes que nos hacen vivir situaciones repetitivas, síntomas, o enfermedades físicas/mentales cuyo sentido no alcanzamos a comprender.
De esta manera podemos también tomar conciencia de que todo está interrelacionado, que la información no se pierde, que se transmite de padres a hijos con el objetivo de que alguien del clan pueda liberar o transformar la toxicidad de ciertos programas que nos hacen vivir una vida dolorosa.
Solo cuando conocemos lo que se esconde detrás de estos patrones inconscientes, estamos en la capacidad de soltar las fidelidades familiares y hacer una transformación que nos permita CRECER.
- Comprendiendo para qué repito situaciones.
- Resolviendo bloqueos en distintas áreas de mi vida (laboral, de pareja, económicos, de salud, etc).
- Empatizando con mis orígenes y también con mi historia.
- Conectando con mis necesidades no satisfechas.
- Estableciendo nuevos patrones generadores de posibilidad.
- Retomando la libertad de vivir mi propio proyecto de vida.