Esta enfermedad consiste en la percepción auditiva de un silbido, tintineo o zumbido que no proviene de ningún estímulo exterior. Estos ruidos sólo son perceptibles para la persona que dice escucharlos. No se trata de una alucinación.
SENTIDO BIOLÓGICO: El sonido tiene la función de suplir una falta sonora. Es el propio nervio acústico, el que pretende reparar una separación de un sonido o la necesidad de separarnos de él, produciendo un estímulo que pueda sustituirlo. Debemos tener en cuenta que el nervio acústico también está relacionado con el sentido del equilibrio.
CONFLICTO: Conflicto de separación. No recibir suficientes o buenas palabras, explicaciones o silencios. Demasiado silencio. Conflicto de agresión (demasiado ruido) que puede crearnos una hipoacusia. Conflicto de no querer escuchar. (Este conflicto de audición es un conflicto de territorio. No podemos soportar haber perdido el territorio u oír cómo el rival penetra en el territorio).
Reacción ante una invasión del territorio auditivo externo o interno. Forma de no tener que escuchar mis propias necesidades interiores. Tozudez.
«El silencio es insoportable» (y me creo sonidos en la cabeza). «Estoy separado del sonido de alguien». «Aparto el ruido exterior para escuchar los ruidos interiores». Conflicto en la calidad de los sonidos recibidos: “Lo que llega a mis oídos no es lo que me gustaría escuchar”.
“No soporto escuchar más cosas desagradables”. “Oigo palabras o ruidos que sobrepasan mis capacidades de raciocinio”.
El sonido que escucho es mi salvación.
Conflicto de no poder soportar un mensaje.
Estas sensaciones las ocasiona un exceso de ruido mental. Es posible que dejes que tus pensamientos te perturben demasiado, impidiéndote escuchar bien lo que pasa en el exterior.
Por otro lado, las personas que sufren este problema a menudo tienen miedo de perder el equilibrio y el control de sí mismas. Entonces quieren dar la impresión de ser equilibradas y ocultan muy bien sus temores.
Este trastorno se puede manifestar en una persona que quiere decir o enseñar algo que ella misma no pone en práctica. Se acusa a sí misma de no ser veraz.
Los zumbidos se relacionan con no escuchar su voz interior, los signos interiores que guían mi vida. “Hago a mi antojo”, rehúso oír ciertas palabras que encuentro desagradables. Incluso puedo estar obstinado. Resisto porque tengo miedo de saber la verdad, de estar al corriente de una situación o incluso de tomar eventualmente una decisión. Esto puede incluso ponerme en desarmonía y activaré un zumbido de oídos para no oír:
UN SILBATO: Cólera. El viento que silba en los árboles, tormenta, serpientes… En relación con el hígado.
ZUMBIDO GRAVE: Algo considerado “grave” o fundamental. En relación con el padre.
ZUMBIDO MEDIO: En relación con los colaterales.
ZUMBIDO AGUDO: En relación con la madre.
Es importante que te des cuenta de que tiendes a confundirte en tu intelecto y tu intuición. Quieres mostrarte hasta tal punto valiente y equilibrado que te dejas llevar por tu percepción mental de las cualidades ligadas a la intuición. Esta no alcanza a traspasar la cacofonía de tus pensamientos, lo cual afecta a tu equilibrio interior.
Escucha primero lo que viene de fuera: esto te permitirá utilizar mejor tu discernimiento. Además, tienes derecho a no poner en práctica siempre los buenos conceptos que aprendiste y que quieres transmitir a los demás. Sin embargo, si continúas deseándolo, finalmente encontrarás la manera de hacerlo
ACLARACIÓN: Ésta es una orientación genérica, se requiere investigar, en cada persona en particular, el pack conflictivo específico a resolver.
DINOS DÓNDE TE DUELE EL CUERPO, Y TE DIREMOS DÓNDE TE DUELE LA VIDA.