La autoaceptación implica aceptar los sentimientos de dolor, tristeza, miedo, ansiedad y la sensación de estar haciendo algo mal. Mientras maduramos y aceptamos esta existencia dinámica -con sus aspectos agradables y desagradables-, la ilusión de una identidad separada se desvanece. Encontramos la luz y el amor que constituyen nuestra esencia. Cuando tenemos más confianza en esta esencia, es cuando reconocemos más esta bondad y este espíritu en todos los seres. El abrazo a nuestra vida interna se extiende a todos los seres vivos en el planeta.
Es crucial darse cuenta de que el diálogo interno que tenemos se basa en juicios, preocupaciones y dudas. Nos atemorizamos, nos menospreciamos e incluso nos insultamos a nosotros mismos sin siquiera pensarlo. Nos tratamos de formas que jamás nos atreveríamos a tratar a otros, en especial a alguien que nos importe.
Es fundamental reconocer que la mayor parte de estos pensamientos negativos internos provienen de la mente inconsciente. También es importante entender que el objetivo de estos pensamientos ansiosos no es causarnos daño ni hacernos sentir mal. En última instancia, la finalidad de esta voz interna es cuidar de nosotros.
Al escuchar nuestro monólogo interno, a menudo percibimos reminiscencias de nuestra niñez, de nuestros progenitores, maestros y quienes cuidaban de nosotros. Nuestro subconsciente reproduce estas grabaciones del pasado para evitar experimentar fracasos, sufrimientos, rechazos o abandonos en el presente.
Cuando tienes una idea nueva o quieres hacer un cambio, puede haber una voz dentro de ti que te diga «no deberías hacer eso porque a la gente no le gustará; más vale que no lo intentes«. A pesar de que parece muy crítica y negativa, la voz interna sólo está tratando de protegerte al hacer que desees pasar desapercibido y evitar cualquier cosa que pueda hacerte objeto de críticas y rechazo por parte de otros.
También es posible que escuches una voz que te pregunte: «¿Estás completamente seguro de que a esta persona le caes bien? Sería conveniente intentar hacer esto para alegrarla«.
Este comportamiento de buscar la aprobación de otros es una forma de proteger tu propia seguridad.
Cuando nos damos cuenta de que la voz ansiosa o despectiva solo intenta evitar que sufras, sentimos más aceptación y compasión hacia esta parte inconsciente que se esfuerza tanto por cuidar tu vida y seguridad. De alguna manera, este protector interno ha quedado estancado en el pasado. Según su punto de vista, no ha habido cambios: el mundo continúa siendo impredecible y aterrador, y tú sigues siendo pequeño, vulnerable e incapaz de cuidar de ti mismo.