Las 5 cosas que agotan tu energía

Las 5 cosas que agotan tu energía

RESISTIRTE A LO QUE ESTÁ SIENDO.

Cuando nos oponemos a la realidad, sufrimos. Cuando no aceptamos lo que está siendo sentimos tensión, agotamiento y frustración. No nos sentimos normales ni equilibrados. Cuando dejamos de oponernos a la realidad, la acción se convierte en algo sencillo, fluido, amable y seguro. Aceptar no significa acordar, ni quedarnos pasivos. Al contrario, es actuar con energía para enfocarnos en aquello que podemos cambiar, en paz, sin oponernos.

PREOCUPARTE POR EL FUTURO.

Está muy bien pensar en el futuro para prepararnos, planificar, aprender. Para establecer metas e incluso para prevenir alguna situación que no deseamos. Pero obsesionarnos con lo que “podría pasar” es un desgaste inútil y pérdida de energía… y, la gran mayoría de las veces, eso que “podría pasar” nunca pasa. Como se dice coloquialmente: “Es mejor ocuparse que pre-ocuparse”.

EL RESENTIMIENTO.

El resentimiento se acerca a la ira, pero permanece escondido y se perpetúa, durante meses e incluso años. El resentimiento emerge de la impotencia y a menudo la reproduce, diluyendo nuestra energía como si fuera un veneno. Las personas con resentimiento se ven afectadas por un sufrimiento penetrante y muchas veces casi permanente. No tienen alegría, no hay felicidad verdadera. El resentimiento nos hace vivir en función de la persona con que estamos resentidos.

LA AUTOEXIGENCIA.

La autoexigencia, el perfeccionismo, sólo tortura a quien la padece y no conduce a la excelencia que aspira a promover, sino todo lo contrario. La autoexigencia no sólo nos debilita y genera estrés, sino que puede llevarnos a un estado de agotamiento psicológico (burn out) y el síndrome de fatiga crónica. Es imposible aprender algo nuevo, mejorar, crecer, cuando pretendemos hacer las cosas solos, perfectas y en la primera vez.

REPRIMIR TUS EMOCIONES.

No hay emociones malas, ni emociones buenas, sólo hay una respuesta disfuncional a nuestras emociones. Cuando negamos algo que sentimos y nos juzgamos por sentirlo, estamos negando una parte genuina de nosotros mismos y debilitando nuestra energía vital. Las emociones son energía pura y si no las aprendemos a gestionar, se van a acumular en nuestro interior, presionando, acumulándose hasta transformarse en alguna enfermedad.

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