Subestimación

Subestimacion

DE DONDE SURGE LA SUBESTIMACIÓN          

Cuando somos pequeños, estamos receptivos para recibir información y recopilar datos de nuestro entorno familiar. Estos detalles se introducen principalmente en el hogar y en la institución educativa, mediante métodos tan sencillos y eficaces como la crianza, el adiestramiento y la enseñanza.

Aprendemos las costumbres de la casa durante el proceso de domesticación. El entrenamiento puede ser más impactante ya que internalizamos las principales normas o principios de la familia que, en su mayoría, son precedidas por dos reglas «sagradas«:
La primera regla sagrada es: No se cuestionan las reglas.
La segunda regla sagrada es: La obligación de amar a papá y a mamá.

Hay progenitores que no deberían recibir amor. Frecuentemente la subestimación surge de la culpabilidad que llevamos desde la infancia por no haber cumplido con las expectativas de nuestros padres. Un chico tiende a esconder esas partes de sí mismo que no son aprobadas o son censuradas por sus padres. Incluso un solo gesto negativo o una observación desfavorable puede causar que el niño se desmorone por completo. Fragmentos de sí mismo que puede mostrar y fragmentos que necesita esconder.

Muchos niños son avergonzados por no ser del agrado de sus padres. Son penalizados y humillados repetidamente. Un niño que es tratado de esta manera siente que no tiene valor y, como consecuencia de cómo lo tratan, desarrolla sentimientos ambivalentes hacia sus padres, de amor/odio. Realiza grandes esfuerzos para ser agradable y amar, sin embargo experimenta una tremenda culpa por sus sentimientos. No amar a los padres es un pecado.

Esta situación es irrealizable. Amar a alguien que te maltrata no es posible. Sin embargo, es tan aterradora la noción de no querer a los padres que la única resolución para un niño es llegar a la horrible deducción de que algo está incorrecto en él.
Mantén este complicado sentimiento de amor y odio en secreto, culpándote a ti mismo y castigándote por el resto de tu vida, sintiéndote inferior, indigno y no merecedor de amor. Así es como comienza el menosprecio.

Tanto los niños como los adultos no dicen la verdad, no porque lo encuentren divertido, sino porque tienen miedo de ser castigados. Desean evitar el perjuicio para sí mismos. El perjuicio implica la privación del amor. Y el temor a perder el amor es la razón principal detrás de las mentiras, ya sean pequeñas o grandes, de las excusas y las evasiones.

La parte más impactante de todo esto es que ninguna de estas afirmaciones es verdadera, simplemente es una interpretación que ese niño está haciendo de sí mismo. No obstante, esta explicación, al igual que numerosas otras que establecen quiénes somos, condiciona nuestro resultado como individuos. Esta interpretación se convierte en una creencia sobre la propia persona. Una creencia es simplemente una idea llena de una gran influencia emocional.

En la escuela, adquirimos conocimientos sobre nosotros mismos al socializar y al compararnos con otros niños. Y especialmente se adquiere conocimiento de las opiniones de los compañeros y maestros sobre uno mismo. Y en el caso de que alguien tenga su autoestima debilitada desde casa, piense en lo que podría ocurrir.

Los niños comparten sus opiniones con otros niños de manera honesta, eficaz, clara, despiadada y sin reservas. No están tratando de ser populares ni de ser personas agradables que quieren caer bien a todos. Un empujón, y se aclara todo.

El sistema mental acumula una gran cantidad de información sobre las personas y sobre uno mismo en un período de tiempo variable, que depende de las circunstancias que rodean a nuestra educación. Este sistema se cierra gradualmente y a partir de ese momento comienza a alimentarse a sí mismo, lo que significa que se retroalimenta automáticamente.

Poco o nada del mundo exterior puede alterarlo ahora. Solo podría ser cambiado desde adentro y por elección y determinación de la persona que lo posee.

DINÁMICA DE UNA BAJA AUTOESTIMA

Este proceso se ilustra en la secuencia siguiente, la cual describe la situación de un niño con una autoestima baja:

1) AUTOCONCEPTO: “Yo soy débil e incapaz».

2) POSICIÓN EXISTENCIAL: “Yo soy inferior».

3) NECESIDADES: “No merezco absolutamente nada».

4) EMOCIONES: “Enojo, tristeza, culpabilidad, vergüenza».

5) CONDUCTA: “Sumisión, rebeldía, etc.».

El sistema de retroalimentación o feedback del comportamiento operaría de esta manera en el caso de subestimación:

1) Cuando alguien ya ha formado un AUTOCONCEPTO negativo, es decir, la percepción que tiene de sí mismo (no tengo valor, no puedo hacerlo, no sirvo para nada, soy débil e incapaz, no soy querido, no lo merezco, etc.).

2) Creará una POSICIÓN EXISTENCIAL frente al mundo que, de alguna manera, reflejará su autoconcepto. De esta manera se presenta la imagen, un personaje que será diseñado en secreto para que lo represente. Esta imagen le brindará protección y al mismo tiempo lo mantendrá escondido del mundo. Se le encargará el difícil trabajo de adoptar las actitudes y comportamientos que le permitan sobrevivir.

Con el pasar del tiempo, la máscara se transforma en el rostro y tomará expresiones opuestas como la sumisión o la arrogancia, la resignación o la mansedumbre, la altanería o el desdén. Será un “yo soy más” o un “yo soy menos” respecto a los demás. En cualquier circunstancia, será meramente una ilusión, una representación que fabricará para protegerse y seguir existiendo.

3) Esa imagen de sí mismo determinará si se siente digno o no de satisfacer sus NECESIDADES básicas. En ocasiones, algunas personas se acostumbran a vivir en la escasez y la necesidad, mientras que otras hacen esfuerzos desesperados y excesivos para llenar su vida de posesiones materiales. Cada vez se adquieren más objetos materiales, en un intento de llenar una identidad completamente despojada. Buscará el afecto, la simpatía y la aprobación sobornándolos o adquiriéndolos con bienes materiales.

4) Con todas las cosas que va a acumular, tendrá la capacidad de esconder sus EMOCIONES negativas. Estos emociones y percepciones estarán en línea con ese juicio interno de falta de valor (Tristeza, enojo, temor, vergüenza, culpa, etc.),

5) Las emociones acumuladas son la fuente de energía que alimenta y genera movimiento en la conducta, que se libera hacia el exterior en esta quinta etapa. Las emociones son pura energía que genera movimiento. Este movimiento es conocido como CONDUCTA, comportamiento. Estas acciones coincidirán con todo el proceso que las antecedió. La autoimagen se pone en movimiento y siempre precede a la persona en todos los aspectos, anunciándola, denunciándola y distorsionándola a la vista de los demás.

Las personas solo observan las acciones, y reaccionarán de manera coherente a ellas. Nuestra manera de comportarnos es un estímulo, la gente reacciona a ese estímulo. En este caso, cuando el autoconcepto se desvaloriza y subestima, la conducta se mostrará mediante la pasividad, la parálisis, la agresión, la sumisión, la depresión, la ansiedad, entre otros.
¿Cuál piensa que será la reacción del entorno ante alguien que se presenta de esa manera?

La gente solo puede evaluar sus acciones, no las razones detrás de sus acciones. Las personas reaccionan de manera coherente a lo que observan, perciben y viven en la interacción. Frecuentemente nos atrapamos en el error de valorarnos a nosotros mismos basados en lo que pensamos que podemos hacer, mientras que los demás nos valoran por nuestras acciones. Nuestra autoevaluación se basa en nuestras intenciones, mientras que el juicio de los demás se basa en los resultados que obtenemos.

SÍNDROME DE ALEGRÍA DEFICIENTE ADQUIRIDA

Las personas subestimadas a menudo esconden su sensación de inferioridad debajo de varias capas de emociones y comportamientos, manteniendo celosamente su infelicidad interna oculta de los demás.

Estos individuos han perdido la fe en la existencia y el humor y experimentan los síntomas característicos del SADA (Síndrome de Alegría Deficiente Adquirida). En las etapas finales, las personas que tienen SADA sufren de una condición conocida como EST (Estado de Seriedad Terminal), que se evidencia por la falta de expresión de felicidad en los labios, la pérdida de brillo en los ojos, los hombros caídos y la mirada fija en el suelo.

Esto parece ser entretenido y hábil como un juego de palabras, pero en la vida diaria no lo es en absoluto. Entendemos que el SIDA (Síndrome de Inmunodeficiencia Adquirida) reduce la duración de la vida. El SADA (Síndrome de Alegría Deficiente Adquirida) afecta la calidad de vida de las personas.

Si carece de sentido del humor, entonces no se quiere a sí mismo adecuadamente. No se quiere bien porque no aprendió a reírse de sí mismo. Se da demasiada importancia. La risa es la forma compasiva y amable de observar nuestras limitaciones, comprenderlas y perdonarlas. La sonrisa nos diferencia como seres humanos. Si usted no logra aceptarse a sí mismo, sin importar quién sea, no podrá mejorar en absoluto.

LA VICTIMIZACIÓN

Las personas que son subestimadas son parte del oscuro ejército de víctimas.
Personas infelices y sin brillo que caminan por la vida causando a su alrededor un grupo de culpables, culpables cuya única culpa es tener a una víctima cercana. Quienes arruinan sus propias vidas y las de los demás son VÍCTIMAS por excelencia, no las verdaderas y auténticas víctimas, las que sufren hambre o la crueldad humana.

Estas personas que son víctimas practican su propia victimización. Ellas mismas se hacen las víctimas y echan la culpa a los demás. No están satisfechos con nada, son exigentes, quisquillosas, insaciables y voraces. Sobornan, amenazan y culpan a otros para alcanzar lo que creen que no pueden obtener por medios auténticos. Su falta de aprecio lo está limitando. Tienen miedo de ser auténticos porque piensan que van a ser rechazados. La culpa es su forma de extorsionar. Hacen sentir culpable a los que no les dan. Y si se les dan, nunca es suficiente.

La subestimación tiene ciertos beneficios adicionales, «recompensas» automáticas, premios que resultan de una serie de eventos encadenados:

1) Uno no confía en sí mismo, por lo tanto

2) Cada vez se exige menos, entonces

3) Cada vez se hace promesas más pequeñas.

4) Los demás no confían en uno, por lo tanto

5) Cada vez nos exigen menos.

6) No nos comprometemos con casi nada, y la gente ya no nos pide casi nada.

No comprometerse es la mejor forma de evitar riesgos. La manera más efectiva de evitar comprometerse es menospreciarse y creer que no se es capaz de cumplir una promesa, ya sea a uno mismo o a los demás.

Este proceso de subestimación puede ser curado. No es sencillo ni veloz, pero definitivamente factible. Sanar esta herida importante tiene un impacto maravilloso y espectacular en nuestra calidad de vida.


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