De la subestimación a la autovaloración. Un camino hacia la autoestima. 2
Nuestra sociedad se fundamenta en el miedo, la culpa y el consumo desmedido. Es muy competitiva y establece estándares que aprecian ciertos tipos específicos de inteligencia, de físico y de logros. Dado que la cultura dominante establece estos criterios, el sentimiento de inferioridad resulta particularmente angustiante para individuos que han experimentado situaciones que les han hecho sentirse inferiores.
Cuando pensamos que hay algo inherentemente mal en nosotros, anticipamos ser rechazados, dejados de lado y aislados de los demás. En respuesta, las áreas más básicas del cerebro crean tácticas para protegernos o impulsarnos. Tomamos proyectos crónicos de mejora personal, que nunca alcanzan.
Exageramos, no decimos la verdad o fingimos ser algo que no somos para esconder el sentimiento de no ser dignos. Criticamos y actuamos de manera agresiva hacia los demás y hacia nosotros mismos.
A pesar de estas circunstancias, es posible que cultivemos una conciencia presente y un amor sin condiciones. Una vez que nos damos cuenta de la lucha contra nosotros mismos, podemos comprometernos a aceptar por completo nuestra experiencia interna. Este compromiso, combinado con el entrenamiento deliberado en los procesos de sanación y la compasión, tiene la capacidad de cambiar nuestra conexión con todos los aspectos de la existencia.
Es beneficioso comprender que cuando nos dejamos llevar por la reactividad del miedo, nuestro cerebro primitivo puede tomar el control, lo que nos hace desconectarnos de los circuitos nerviosos relacionados con la sanación y la compasión. Carecemos de la capacidad de acceder a las partes de nosotros que nos permiten tener confianza en nosotros mismos, estar más felices y ser libres. La pregunta primordial es: ¿De qué manera podemos restablecer, obtener de nuevo la entrada a nuestras características humanas más valiosas y desarrolladas?
La clave reside en experimentar directamente el dolor que nos generan el temor y la vergüenza que nos han estado motivando. Hasta que uno no reconozca su propio dolor y lo vea como una señal para despertar, no podrá controlar la lucha interna.
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De la subestimación a la autovaloración. Un camino hacia la autoestima. Parte 1: No soy suficiente
Una parte importante del sufrimiento emocional se debe a la sensación de “no ser suficiente”, que a veces se dispara hasta convertirse en un profundo desprecio hacia uno mismo. Esto evidencia que la ausencia de autoaceptación es una de las expresiones de sufrimiento más extendidas en la sociedad actual.